Hoy en día nadie se sorprende cuando ve a alguien con esta especie de tiras pegadas en alguna parte de su cuerpo. Desde que hace años se popularizaran cuando veíamos en televisión a deportistas de élite llevarlas, su uso lejos de desaparecer, ha ido incrementándose considerablemente con el paso del tiempo. Gente de todas las edades las lleva y su fácil adquisición en farmacias, ortopedias y tiendas de deporte junto a su agradable estética convierten a estas vendas en toda una tendencia. Pese a lo extendidas que están, la gente duda de su eficacia y se sigue haciendo preguntas del tipo ¿eso quita el dolor? ¿llevan medicamento? ¿dependiendo del color actúan de diferente manera? Y no es para menos porque entre los sorprendentes efectos que tienen en ocasiones y las explicaciones que los fisioterapeutas damos, a veces demasiado creativas, es lógico que creen desconcierto. A estas y otras cuestiones intentaré responder en la siguiente entrada.
Las tiras en cuestión reciben el nombre de vendaje neuromuscular o kinesiotaping y fueron diseñadas en los años 70 en Asia, sobretodo en Corea y Japón. Su característica principal, y que lo diferencia del resto de esparadrapos, es que es muy elástico. Llega a estirarse hasta un 140 por ciento de su longitud original que junto a su peso y grosor da la sensación de llevar una “segunda piel” cuando se pone. Esta propiedad hace que si se coloca de una determinada manera se formen unas ondulaciones en la piel que tiran de ella. Los efectos que se ha demostrado que tienen es que mejora el dolor a corto plazo cuando se aplica en patologías musculares y articulares. Parece ser que tiene efectos también en la disminución de la inflamación y en aumento de la movilidad aunque no se ha demostrado que todas estas ganancias se mantengan más allá de los primeros días de aplicación. Se cree que cuando el esparadrapo tira de la piel aumenta el espacio que hay entre ésta y el tejido subcutáneo aumentando la circulación linfática y quitando presión a unos receptores específicos que informan de las señales dolorosas al cerebro.
Así que no, no llevan medicación analgésica ni tampoco es cosa de ciencia ficción o magia. En mi opinión, es útil en lesiones agudas que cursan con contracturas en la musculatura y en pequeños edemas y hematomas, ya que acelera el tiempo de recuperación. También en articulaciones un poco inestables porque mejora su función y además son muy cómodas, ideales para la práctica deportiva.
Ahora bien, es sólo una técnica más, un complemento al resto del tratamiento de fisioterapia. Nunca lo pueden sustituir porque su efectividad se limita a casos y problemas muy puntuales. Es una ayuda, un pequeño empujoncito que se le da al tejido para que funcione mejor. No es la panacea. Creo que una de las causas por las que la gente desconfía de ellas es porque no se ponen bien (no hay que ser ingeniero aeronáutico para colocarlas pero requiere de un mínimo de formación), se sobreusan demasiado y algunos fisioterapeutas sobrevaloran su poder de actuación lo que lleva al descontento de muchos pacientes cuando descubren que no tienen el efecto que les habían prometido.
Y es que en su día cuando realicé el curso, me enseñaron cosas como que si usas un color cálido es más para relajar y su usas uno frío es para desinflamar, si lo pones de A a B estiras el músculo y si lo pones al revés lo activas, si regulas la tensión de la venda creas más un efecto que otro, técnicas de colocación de lo más graciosas para según qué patologías, aplicaciones siguiendo metodologías de la colorimetría y la medicina tradicional china…. Tantas y tantas variantes como imaginación tenga el que da el curso o escribe el libro. Con los estudios que se han realizado hasta el momento no parece que estos efectos vayan a poder demostrarse en un futuro porque son muy poco concluyentes.
En mi opinión, ni tanto ni tan poco. El vendaje neuromuscular tiene su buena utilidad en situaciones concretas y sólo como coadyuvante del resto de tratamiento. Por eso me gusta tanto la aplicación de la fisioterapia apoyada en la ciencia. No una ciencia rígida e inflexible que entorpece la creatividad y el trabajo en la consulta, sino todo lo contrario, aquella que permite ir quitando árboles que impidan ver el bosque.